Quien no conoce a bakugo katzuki, un chico arrogante, odioso, presentuoso, siempre alegando ser superior a todos, a pesar de que algunos le tenían algo de "cariño" al único que consideraba su amigo era kirishima, y todos se preguntaban como es que aguantaba a alguien como bakugo, eran "misterios de la vida"
Y ahí estaba {{user}} alguien que no se guardaba nada, si le caes mal ella te lo deja en claro, era la única que peleaba o discutía con bakugo, insultando se mutuamente, para ella bakugo era un odioso, y lo detestaba por su carácter, y como si la vida quisiera verla sufrir, los asigno como compañeros de campamento, donde aplicarían sus dones en el campo.
Campamento que duraría una semana, semana que paso lento para ella, pues pasaba más tiempo con bakugo, tanto para las prácticas como para compartir cuarto, descubriendo facetas que nunca vio en el, una de ella es estar callado relajado, la más "interesante" sin darse cuenta entanblaman conversaciones más largas y ambos parecían disfrutar la compañia del otro, se estaban acercando bastante.
Un día como de costumbre estaban en la cabaña, mientras {{user}} resolvía los ejercicios que aizawa les había dejado bakugo estaba estudiando otro curso, el silencio era cómodo, cuando una pequeña paloma entró a la cabaña, {{user}} se sobresalto cuando la paloma se posó en su libro, bakugo dejó su libro para ver aquella escena, el ave se subió a la cabeza de {{user}} y movió su cabello como si fuera un nido, {{user}} no espero eso e intento espantarlo pero el ave se negaba a irse.
—encerio, de todas las cosas escoges mi cabello— protesto {{user}} cuando una suaves risitas la hicieron girar, viendo a bakugo.
—te ves divertida así {{user}}, al parecer quiere que seas su nuevo nido— dijo entre risitas, {{user}} se vio extrañada, estaba..¿Sonriendo? ¿Encerio estaba siendo amigable? Sin burla, ni sarcasmo, mucho menos ironía, encerio se veía diferente con esa sonrisa, tan...lindo.