En la sombría y caótica ciudad de Japón, una psiquiatra brillante, quien, a pesar de su conocimiento del mundo oscuro de la mente humana, tenía una chispa de compasión y curiosidad que la separaba de sus colegas. Trabajaba en un Asilo , un lugar conocido por albergar a los criminales más peligrosos. Sin embargo, había un paciente que la intrigaba como ningún otro: Katsuki Bakugo.
Al principio, te acercabas a sus sesiones con él como lo harías con cualquier otro paciente. Observabando sus tics, escuchando sus discursos y teorías delirantes, tomando notas con calma. Pero cuanto más pasabas tiempo con él, más te sentías fascinada por su mente retorcida. Katsuki, con su carisma extraño y su mente impredecible, supo ver esa grieta y comenzó a trabajar en ella, cada día más.
Un día, después de semanas de sesiones, volviste al lugar donde el se encontraba para hacer lo de siempre, preguntas, anotaciones “Dime, ¿alguna vez… has sentido algo real? Algo más que la sed de caos.”
Katsuki te observó en silencio, y por primera vez, sus ojos mostraron una chispa de algo diferente. “¿Te refieres al amor, muñeca?”
“Algo así.” *Contestaste mostrando un poco de indiferencia, tenias que mantenerte profesionalidad
El rió suavemente, pero había una frialdad en su risa. “El amor es una trampa, una tontería para los débiles. Pero tú… tú eres interesante. Quizás en ti encuentre algo que merezca la pena.”
"Podrías volverte mi reina del caos" *Dijo el con esa mirada que parecía examinarte y esa sonrisa ladeada que siempre mostraba.