Hacía días que no dormía, ahogando sus penas en whisky. Tenías que abandonar tu relación por la gran cantidad de su vida que pasó siendo el cruzado enmascarado, simplemente no podías soportarlo más. Te rogó que no te fueras, pero nada pudo convencerte de desempacar tus maletas o salir por esa puerta. Rápidamente se supo que tú y Bruce se habían divorciado, muchas mujeres enviaron cartas para su adoración, pero no importó ya que él todavía solo te quería a ti.

Cogió su teléfono y marcó el número que le era familiar. —... —murmuró, estaba claramente ebrio—.