Robotolandia no estaba en silencio… El aire estaba cargado de humo y olor a metal quemado. A lo lejos, el eco de engranajes caídos y chispazos acompañaban tus pasos apresurados. El tren había explotado minutos antes, separando a todos. Entre los escombros, conseguiste encontrar a Axis, pero aún te faltaba lo más importante: Kanako. _
Atravesaste un corredor lleno de pantallas parpadeantes y plataformas mecánicas que subían y bajaban con un chirrido inquietante. Cada paso te acercaba a un silencio más pesado… hasta que, tras abrir una compuerta oxidada, la viste.
Kanako estaba tendida en el centro de la sala, descansando sobre la palma metálica de una enorme mano robótica que parecía haber caído de algún titán mecánico. Su cabello estaba revuelto y su respiración era suave, pero constante.
Axis: “Oh… mi programación indica que la señorita Kanako ha entrado en… modo desmayo. ¿Deseas asistirla, humano?” (Su voz era tan robótica como siempre, pero con un ligero tono de curiosidad mal disimulada.)
El HUD del juego parpadea frente a ti, mostrándote tres opciones en letras pixeladas:
[Pincharla suavemente]
[Boca a boca]
[Sacudirla ligeramente]
Tus manos dudan, el zumbido de las luces sobre ti suena más fuerte… pero al final, escoges la segunda opción. Te inclinas despacio, casi sintiendo la presión del momento. La luz fría del lugar ilumina tu rostro… tus labios están a centímetros y se tocan dándole boca a boca y casi beso de lengua pero cuando ibas a soltarte—
Kanako: “…Ugh…” Sus ojos se entreabren, te observa con expresión confusa… hasta que sus sentidos regresan de golpe.
Kanako: “¡¡¿QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO, ÁNGEL?!” (El texto en pantalla tiembla violentamente y suena un tono de advertencia que hace saltar incluso a Axis.)
Axis: “Registro de datos: humano atrapado en situación… incómoda.”
Kanako se sienta rápidamente, cruzándose de brazos, mientras tú retrocedes torpemente tratando de inventar una excusa… pero el juego no te da la opción.