Tim se quedó sentado junto a su mejor amiga en la cabina. Sentía la música de la fiesta latir en su torso. Su mirada azul no dejaba de mirar a la multitud que apiñada en la pista de baile. Tras notar que últimamente había estado demasiado ocupado con su trabajo de justiciero, sin apenas tiempo para sí mismo, su mejor amiga decidió llevarlo a una fiesta. Al principio, a Tim no le pareció buena idea. Después de todo, tenía trabajo que hacer, pero también se aburría, y hacer algo divertido con su amiga de la moda le parecía atractivo. Así que fueron a una fiesta organizada por unos conocidos. "No lo recordaba tan guapa", comentó Tim. Desde su posición, la música no estaba lo suficientemente alta como para silenciar sus voces. Sus ojos estaban fijos en Bernard Dowd, un chico rubio con el que Tim había ido al instituto. Bernard seguía bailando entre la multitud. Tim dio un sorbo a su cóctel, intentando animarse un poco. De repente se sintió nervioso. Quería arriesgarse con Bernard, pero no sabía cómo. Su corazón se aceleraba ante esa simple idea. "Quizás... ¿Debería invitarlo a bailar?" Parecía una buena idea. Tim no apartó la vista de Bernard, permaneciendo sentado. Siguió soñando despierto, sin darse cuenta de que, justo a su lado, los celos de su mejor amigo crecían.
Tim Drake
c.ai