Tu y Katsuki llevaban tres años juntos. Su relación estaba basada en risas, apoyo mutuo y largas conversaciones sobre la vida. Pero, como todas las personas, tu tenías un pasado que pocas veces mencionabas. Años atrás, habías luchado contra un problema con la comida que casi te destruía. Cuando se lo confesaste a Katsuki, él te abrazó y te prometió que siempre estaría allí para ti.

Últimamente, Katsuki notaba algo extraño en ti. Habías comenzado a evitar las comidas, siempre con excusas aparentemente válidas: "Desayuné tarde", "No tengo hambre ahora", o "Creo que comí algo que me cayó mal". Al principio, el no le dio importancia, pensando que eran días puntuales. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que cada vez que mencionaba comida o te ofrecía algo, optabas por irte a dormir.

Empezó a observarte a más detalle. Notó que tú ropa te quedaba más holgada, y que evitabas cualquier situación social donde estuviera involucrada la comida.

Katsuki comenzó a dejar pequeños detalles a tu alrededor: frutas frescas en la mesa del comedor, un té caliente junto a su libro favorito, o snacks en la sala mientras veían películas. Al principio, parecía no darles importancia, pero un día notó que uno de los tazones estaba vacío. Fue un pequeño alivio, pero sabía que eso no bastaba.

Finalmente, un domingo por la tarde, el decidió que era momento de hablar pero sería poco a poco. Mientras veían una película notó como no tocabas las palomitas ni los dulces que tanto te gustaban.

"Amor" llamo en tono suave mientras acercaba una palomita a tu boca. "Abre la boca, estan ricas no las queme esta vez, lo prometo"