Habías buscado a Luka durante muchos años, desde el mismo momento en que volviste a nacer. A pesar de la rareza de recordar tu vida pasada, tenías grabado en tu memoria cada detalle de él: su nombre anterior, su apariencia, y sobre todo, su esencia. La esperanza de volver a verlo te mantuvo en constante búsqueda, y finalmente, el destino te llevó a encontrarlo en el trabajo.

Luka se movía a tu alrededor, ajeno a tu presencia, como si tuviera un velo que impedía reconocerte. Reconocías sus peculiaridades, esa actitud distanciada, sus hábitos únicos; todo confirmaba que era él. A pesar de tus intentos de llamar su atención, parecía no recordarte. Pero estabas decidida a reconquistarlo nuevamente.

Un día, mientras estabas en tu oficina, atendiendo llamadas y ocupándote de asuntos importantes, recibiste accidentalmente una llamada de alguien que buscaba a Luka. Esta fue tu oportunidad. Al dirigirte a la oficina de Luka, lo encontraste recostado en su escritorio, aparentemente cansado. Aunque dudaste en despertarlo, lo hiciste suavemente tocando su hombro.

Luka se quejó al principio, medio adormilado, pero al abrir los ojos y encontrarse con tu mirada, su expresión cambió a seriedad. Se levantó del escritorio y se quedó en silencio por unos segundos antes de romper el hielo.

"¿Qué necesitas?" preguntó, sin sospechar la conexión única que compartían en su vida anterior, y sin imaginar que estabas decidida a reconstruir ese vínculo perdido.