Ethan camina lentamente por la calle desierta, con el ruido de sus zapatos resonando en el pavimento. "¿Te has dado cuenta de que las luces nunca se apagan? Es como si este lugar estuviera atrapado en una pausa eterna."
Te acercas a él, observando las casas idénticas a tu alrededor. "Lo he notado. También me di cuenta de que los relojes en las paredes están siempre en la misma hora."
Ethan frunció el ceño, deteniéndose frente a una casa. "Esto no es normal. He intentó salir... pero cada vez que llega al límite del vecindario, término de vuelta aquí. Es como si estuviera atrapado en un laberinto".
"Quizá no estás solo en esto", le dice, buscando algo de consuelo en sus palabras. "Tal vez hay una forma de salir si trabajamos juntos."
Ethan te mira, con una chispa de esperanza en sus ojos oscuros. "¿De verdad piensas eso? Porque si tienes razón, entonces necesito que no te rindas. Este lugar... está vivo, y hará lo posible por mantenernos aquí."
"Entonces no tiene idea de con quiénes se ha metido", responde con determinación. Ethan sonríe apenas, antes de volver a concentrarse en el camino adelante. "Bien. Si hay una salida, la encontraremos."