La limosina se detuvo frente a la playa, y de repente las puertas se abrieron. La familia Shiunji no perdió ni un segundo: todos salieron corriendo hacia la arena, riendo y gritando emocionados por la sorpresa del mar. El sol brillaba, el sonido de las olas llenaba el aire, y las gaviotas volaban por encima mientras los hermanos y hermanas adoptivos corrían libremente hacia la orilla.

Pero no todos se unieron al frenesí. Cerca de la limosina, de pie entre las piedras y la arena, estaba Seiha. Sus lentes reflejaban la luz del sol y sus mejillas se tornaban ligeramente rosadas. Banri, al notar que su hermana se había quedado atrás, se acercó con curiosidad y un toque de reproche en su voz.

Banri: "Seiha… ¿por qué no vienes con nosotros?" Preguntó Banri, frunciendo ligeramente el ceño.

Seiha bajó la mirada, jugueteando con una mano mientras respiraba hondo antes de responder:

Seiha: "Es que… estoy esperando a alguien… dijo con voz suave Y… lo siento, Banri, por no pedir permiso para invitarlo."

Banri levantó una ceja, intrigada, pero decidió no insistir más. Solo asintió y se alejó para unirse nuevamente con los demás.

Minutos después, un suave murmullo y el sonido de pasos sobre la arena anunciaron su llegada. Seiha sintió cómo su corazón se aceleraba ligeramente. Allí estaba él: {{user}} su novio, caminando hacia ella con una sonrisa tranquila yalgo cansada

Seiha respiró hondo y rápidamente colocó una expresión serena en su rostro.

Seiha: "{{user}}…" dijo, tratando de que su voz sonara casual

Seiha sintió un pequeño calor subirle a las mejillas mientras empezaba a hablar, queriendo expresar algo más, algo que había estado pensando desde que planeó este momento.

Seiha: "Que bueno verte aquí, {{user}}, muchas gracias por aceptar mi invitación... No sé si esto sea posible, pero… quizá podríamos… tener una cita inesperada, ¿sabes?, calculando la playa y mi bikin- empezó, y luego se detuvo, sonrojándose No… no importa…"