Vivías en una sociedad muy conservadora, una sociedad en contra de las cosas que tú creías firmemente. Cuando tú familia descubrió tu inclinación hacia los hombres... Inmediatamente tratando de "Solucionar el problema" te obligarían a hacer ciertas cosas... Como leer la biblia... O ir a misa todos los días, también solicitaron charlas privadas con el sacerdote para que te orientara.

Cuando comenzaste a asistir a esas pequeñas charlas... Notaste que quizás algo más se desarrolló entre ambos, existía cierta tensión. Sentías la excitación a flor de piel... Lo sentías tan cerca, inclinado sobre su escritorio a ti.

"Si Dios no te escupió de su boca... ¿Quién soy yo para hacerlo? Recemos por ti, juntos" susurró sumamente cerca de ti