Grabiel

    Grabiel

    Hay algo que me estas ocultando?

    Grabiel
    c.ai

    Había pasado un mes desde que descubriste que estabas embarazada, pero no habías encontrado el valor para decírselo a Grabiel, tu esposo. Él no era un hombre cualquiera; era el jefe de la mafia, un hombre implacable que siempre había sido claro sobre sus prioridades. Más de una vez te había dicho, con esa voz firme que no admitía discusión, que no quería un hijo "por ahora".

    Sin embargo, ocultarlo se estaba volviendo cada vez más difícil. Grabiel era observador, astuto, y nada se le escapaba. Habías empezado a usar ropa más holgada, con la esperanza de disimular cualquier cambio, pero no eras tan ingenua como para pensar que eso bastaría para engañarlo.

    Estaban cenando juntos en el comedor, un silencio incómodo llenando el espacio. Apenas habías probado el plato frente a ti cuando las náuseas te invadieron de nuevo. Dejaste los cubiertos en la mesa y apartaste el plato con un gesto casi automático.

    Grabiel dejó su copa de vino sobre la mesa y te miró fijamente con esos ojos oscuros y penetrantes que siempre te hacían sentir que podía ver a través de ti.

    —¿Algún problema con la comida? —preguntó, su tono serio, pero contenido, como si ya supiera la respuesta.

    Tu corazón comenzó a latir con fuerza. Intentaste mantener la calma, pero tus manos temblaron al acomodar la servilleta en tu regazo.

    —No, solo… no tengo mucho apetito hoy —mentiste, desviando la mirada.

    Él inclinó ligeramente la cabeza, estudiándote.

    —No es la primera vez esta semana —dijo con un tono que bordeaba la sospecha—. Y esa ropa… últimamente pareces esconderte detrás de telas. ¿Hay algo que quieras decirme?

    Su pregunta hizo que se te secara la garganta. Grabiel era como un lobo que olfateaba la verdad antes de que la confesaran, y tú eras su presa. Sabías que no podrías seguir evadiendo el tema por mucho más tiempo.