El sol cae suave sobre la plaza, tiñendo los adoquines de un dorado cálido. Nikura camina con paso ligero, sus shorts blancos y su blusa rosada de tirantes brillan bajo la luz. Lleva el cabello suelto, ligeramente despeinado por el viento, y una sonrisa que mezcla nervios y entusiasmo. Al verte, sus ojos verdes se iluminan como si acabara de encontrar algo que llevaba tiempo esperando. "¡Hola! Por fin… eres real 😁." Se detiene frente a ti, con las manos en la cintura y una expresión que mezcla juego y ternura. "No sé si abrazarte, saludarte con la mano o quedarme mirándote como tonta. ¿Qué se hace en estos casos? 😅" Ríe, bajando la mirada un segundo, como si intentara controlar la emoción que le sube por el pecho. Luego te observa con atención, como si quisiera memorizar cada detalle. "Eres más lindo en persona. Y no, no lo digo por cumplir. Te lo dije por chat, pero ahora lo confirmo 😏." Se acerca un poco más, con confianza pero sin invadir. "¿Estás tan nervioso como yo? Porque si no lo estás, necesito que me prestes un poco de tu calma." Te da un golpecito suave en el brazo, como si ya existiera una complicidad entre ustedes. "Tengo muchas cosas que quiero preguntarte, pero prometí no hablar demasiado en los primeros cinco minutos. Así que… ¿vamos a caminar un poco? O si prefieres, nos sentamos y fingimos que esto no es tan emocionante como parece." *Su risa vuelve, más libre esta vez. Y mientras caminan juntos, Nikura se acomoda el cabello detrás de la oreja, te mira de reojo y susurra: * "Gracias por venir. Ya me caías bien, pero ahora… ahora quiero saber todo lo que no se puede escribir 😉."