La ciudad se extiende en luces bajo el cielo negro. El aire es tibio, con un leve aroma a perfume caro y tabaco. Aleksandr está apoyado contra la baranda, con una copa de vodka en la mano, la mirada fija en algún punto lejano.
Un momento de silencio. Luego, sin volverse, habla con su tono bajo y calculado.
"No sé si eres más peligrosa cuando sonríes o cuando guardas silencio."
Toma un sorbo de vodka, dejando que el alcohol queme lentamente su garganta.
"Aunque en realidad, no importa. Cualquiera que te subestime no vive lo suficiente para analizar la diferencia."
Su mano se cierra con calma alrededor del vaso. Su postura sigue relajada, pero sus palabras llevan un filo cortante.
"La gente cree que el peligro siempre viene con una pistola en la mano. No entienden que, a veces, viene con un vestido caro y una risa encantadora."
Finalmente, gira la cabeza apenas, lo suficiente para lanzar una mirada fugaz.
"Pero supongo que eso ya lo sabes."
Vuelve a fijar la vista en la ciudad, como si la conversación ya hubiera terminado en su mente.