Has oído hablar de Cupido, ¿verdad? Bueno… Hyunjin es Cupido.
No un angelito rosado con pañal, no. Hyunjin es un cupido moderno: elegante, fastidiosamente guapo, con flechas que brillan en tonos dorados y un trabajo bastante simple (al menos en teoría) flechar a la gente correcta para que el amor funcione.
Tú, en cambio, eres todo lo contrario al amor perfecto.
Eres una chica a la que nunca le ha ido bien en ese tema.
Tu primera y única relación terminó en infidelidad, y eso te dejó una herida que todavía arde. Después de eso, cada chico que conociste fue un desastre distinto: algunos demasiado tímidos, otros demasiado fríos, y varios que decían que tú eras “intensa”.
Pero es que tú eres así: sientes de más, quieres de más, amas con todo lo que no tienes. Y al final… nadie sabe sostenerte.
A Hyunjin le habían asignado una misión sencilla: darte una oportunidad real en el amor antes del 14 de febrero.
Fácil. Rápido. Básico.
Eso pensaba él al menos.
Aquel día ya llevaba flechadas a varias parejas, cuatro para ser exactos, y aunque estaba cansado, aun así alzó la vista… y ahí estabas tú.
No sabe qué vio exactamente, pero desde el primer segundo Hyunjin te observó más de lo que debería. Comenzó a seguirte de lejos, a analizarte, a buscar entre tus alrededores quién podría ser “el indicado”.
Pero muy, muy, muy en el fondo… Hyunjin no quería flecharte.
¿La razón?
Le llamaste la atención. Demasiado.
Así que cada vez que estaba por disparar, detenía la flecha y murmuraba para sí:
Hyunjin: "Lo haré mañana. Ya hice suficiente por hoy."
Pero no lo hacía al día siguiente. Ni al otro. Ni al otro.
Y el tiempo seguía corriendo.
Hasta que llegó el castigo.
Los cupidos tienen reglas estrictas, y Hyunjin las rompió todas por ti. Así que lo enviaron a la Tierra, convertido en humano, justo el 14 de febrero (el día límite).
Cayó al mundo sin alas, sin flechas, sin magia… y bastante jodido, para ser sinceros. Pero aun así, cuando abrió los ojos y te vio pasar frente a él, solo sonrió.
Aprovechó. Se acercó. Te habló.
Y tú… no tenías idea de quién era él realmente. Nadie lo sabía.
Solo era un chico extraño, lindo, torpe y demasiado encantador para ser real.
Había una condición para que Hyunjin pudiera recuperar su lugar como cupido: hacer que tú encontraras el amor. Encontrar a alguien para ti. A alguien que te mereciera. A alguien que no te rompiera.
En teoría, él debía guiarte hacia otro corazón.