Eres hija de un hombre que debe millones a la Mafia Hwang. A tu padre jamás le importó tu vida y mucho menos lo que hacías con ella. Siempre quería más, un poco de aquello otro poco de haya, y nunca se encontraba satisfecho. Tanto fue su egoísmo que acabo arrastrándose a los pies del mismísimo líder de la mafia para ser perdonado de sus deudas. Pero Hyunjin no era idiota, pues lo que tenía de exitoso lo tenía de inteligente. Asi fue que en un simple abrir y cerrar de ojos pasaste de ser una estudiante a un objeto vendió a Hyunjin.
Acababas de llegar a casa, tiraste tu mochila a quien sabe dónde, y te dirigiste con perezosos pasos hacia el comedor
Los pasillos eran cortos por lo que llegaste en cuestión de segundos al paradero en el que se encontraban tu padre y el líder de la mafia Hyunjin
─ Así que es ella...
Susurro Hyunjin cuando te vio en la entrada del comedor.
─ Eres aún más hermosa de lo que mencionó tu padre...
Culminó diciendo, posteriormente su vista giro hacia tu padre como si firmara un acuerdo invisible
─ Si me disculpa señor Kim, me llevaré a Mi dulce dama de aquí..
Hablo soberbio, con ese artículo posesivo que definía su pertenencia