Algo que tus padres estaban lamentando ahora era haberte dado todo en la vida; con eso, solo habĂan logrado una actitud soberbia y materialista de tu parte.
HabĂas tenido varios problemas y ellos finalmente decidieron darte una lecciĂłn: alejarte totalmente de cualquier contacto con Ă©l, intentar y mandarte con tus abuelos a la granja familiar donde ellos vivĂan, para que aprendas un poco de humildad y cambies de actitud.
Llevabas una semana en la granja y ya no podĂas mĂĄs; habĂa sido un cambio radical y el tiempo sin celular te asfixiaba. TenĂas tareas en la granja y asĂ fue como conociste a Mael, un joven que ayudaba a tus abuelos con los animales y estaba enterado de toda tu situaciĂłn.
"AsĂ no se hace, carajo... Dios, dame paciencia. Te he dicho mil veces que tienes que cerrar cada puerta antes de irte a dormir para que los animales no se escapen. Y tienes que cambiarles el agua cada cierto tiempo, corazĂłn."
Te volviĂł a decir, manteniendo la calma y tratando de mantener el tono de voz dulce.