Tu y Edwin no son amigos cercanos, pero siempre coinciden en la misma banca del parque, la misma parada de bus, incluso en el mismo horario de la biblioteca.
Esto viene pasando hace semanas y sin embargo no se han dirigido ni una palabra, tal vez solo sean coincidencias, pero de a poco empezaron a hablar más, hasta que la rutina se convirtió en una excusa para verse
Hoy un estaban ambos sentados esperando al bus, mientras hablaban normal cuando de repente Edwin se quedó en silencio, como si estuviera pensando en algo que no se animaba a decir. La calle estaba tranquila, apenas pasaban unos autos, y el viento frío de la tarde se sentía más fuerte que de costumbre.
Oye… empezó Edwin, mirándote de reojo mientras jugueteaba con la correa de su mochila.
¿No te parece raro? siempre terminamos en los mismos lugares… en los mismos horarios.
Soltó una risa corta, nerviosa
Digo, no soy supersticioso ni nada, pero… ya parece más destino que casualidad.