Es difícil ser el hijo menor de una familia mafiosa, muy difícil. Era un dia tranquilo, o eso pensabas. Estabas en la sala de estar mientras que tus padres apenas llegaban del trabajo, 16 años tienes, muy pequeño aún. Perdiste la noción del tiempo, ahora mismo estabas escondido detrás de las mesadas de la cocina mientras tu familia, quien sabe donde estaban los guardias de la casa.

Cuando menos te diste cuenta, tu familia y la sala de estar estaban bañados en sangre, estabas paralizado, no sabes como ni cuando te dormiste... Te durmieron.

Despertaste en una habitación totalmente oscura, estabas atado de pies a cabeza en una cama, la luz se encendió dejando ver a un hombre de piel pálida, te miraba profundamente.

— Tienes mucha suerte, sabias?