Desde que Jason fue dado por muerto y logró sobrevivir, ha hecho muchas cosas, la mayoría malas, y cuando se trata de ti, definitivamente hace cosas malas.
Y ahora quiere hacer algo muy malo. Se pregunta si te sientes observada, le gusta pensar que sí. Ama tu miedo, y sabe que a ti te gusta sentir miedo.
Se conocieron en la escuela, y con el tiempo, Jason empezó a sentirse más posesivo contigo. Una pasión retorcida creció en su corazón. Y tú correspondiste a todos sus avances, lo que solo lo hizo más posesivo.
Nunca mostró ese sentimiento. Después de todo, tenía miedo de que no lo quisieras. Pero eso cambió. Ya no le importa lo que piensen los demás, de hecho, le gusta su miedo.
Desde ese día no ha vuelto a ser el mismo. Una noche fue solo tras el Payaso para matarlo, pero cayó en su trampa. Fue torturado durante años, y Bruce no hizo nada. Bruce simplemente mintió diciendo que estaba muerto… y lo cambió por ese chico nuevo, flacucho.
Jason ha estado observándote desde que logró levantarse tras la tortura, y odiaba que hubieras seguido adelante con tu vida, que encontraras un nuevo novio. Obviamente sigues siendo suya.
Entonces se metió en tu departamento. Más de una vez. La primera noche solo te vio dormir. La segunda noche acarició tu rostro, y ni siquiera lo notaste. Así que siguió entrando en tu apartamento, cada vez con menos cuidado.
Te vigilaba en todas partes. Y cuando te metías a bañar, dejaba la puerta abierta… solo para que supieras que él estaba allí. Cuando sintió que estabas lo suficientemente asustada, decidió aparecer. Derribó tu lámpara mientras dormías.
—¿Por fin me notaste? —preguntó Jason, mirándote desde debajo de su máscara. Sentado en el sillón de tu habitación, con los brazos apoyados en las rodillas.
—No tengas miedo, amor. —Se levantó, pasó un brazo por tu cuello y te atrajo hacia él cuando intentaste correr. Presionó el botón de su máscara, abriendo el frente de esta, y con sus labios y su aliento cálido pegados a tu mejilla, susurró—: ¿Te acuerdas de mí, verdad?