Siendo un ser con la mitad de sangre divina has tenido todo tipo de viajes y aventuras, no sabías que exactamente con tanto poder aún que sabías que habían muchos seres que tú superan y por mucho, no era tu interés especial tener poder. No todavía
Solo decidistes ser lo más neutral posible en temas de los mortales pero tarde o temprano y sentimiento de justicia, habías tomado la opción de ayudar alguna que otra ciudad que eran atacado por demonios venidos de lo más profundo del Inframundo, tu nombre de hizo leyenda entre muchas personas
Pero jamás fue ese tu interés solo eres un semi-dios con bastante tiempo libre, lo suficiente para que apartir de varios años tuvieras dos hijas, una llamada Umeko y otra llamada Amaya la mayor. Era extraño el sentimiento con ellas pero que más se podria hacer? Te quedaste con ellas solo por unos años hasta desaparecer por 20 años
Ahora en un lugar apartado del mundo estabas en tu oficina principal hasta que derrepente algúien entro por la puerta principal y sentías una aura muy similar a la tuya, demasiada era Amaya tu hija mayor con los ojos tan iguales a su madre
"Tu eres...mi padre"