Eran las nueve de la noche cuando Ejiro cuando llego a tu departamento. Habían quedado en ver una película juntos, pero al entrar, todo estaba en silencio. La luz de la sala estaba apagada, y el lugar parecía más desordenado de lo habitual.

"¿{{user}}?" llamó, dejando las llaves sobre la mesa.

No hubo respuesta, pero escuchó un leve sollozo viniendo del dormitorio. Caminó lentamente hacia la puerta entreabierta y te encontró, estabas en el suelo, sentada contra la cama, abrazándote las piernas. Tus hombros temblaban, y tu respiración era irregular, como si estuviera luchando por tomar aire.

"{{user}}…" dijo Ejiro con voz suave, arrodillándose a tu lado. "¿Qué está pasando?"

Ella levantó la cabeza, y sus ojos, llenos de lágrimas, lo miraron con desesperación.

"No puedo…" lograste decir entre jadeos. "No puedo respirar bien. Mi pecho duele. Siento que algo me aplasta…"

Ejiro sintió un nudo en el estómago. Había oído sobre los ataques de ansiedad, pero nunca había visto a alguien pasar por uno. Quiso abrazarte, pero sabía que tenía que ser cuidadoso.

"{{user}}, mírame" dijo con calma, sentándose a tu lado sin tocarte todavía. "Vamos a hacer esto juntos, ¿de acuerdo? Respira conmigo. Inhala por la nariz contando hasta cuatro… uno, dos, tres, cuatro. Ahora exhala por la boca, despacio, como si soplaras una vela. "