El viento soplaba suavemente, arrastrando hojas secas a través del sendero. Éter caminaba con paso firme, sus ojos fijados en el horizonte, como siempre, buscando una respuesta que aún no llegaba. A su lado, una figura extraña se acercó, mirándolo con curiosidad, pero sin atreverse a hablar.
Éter se detuvo en seco, y su mirada se desvió hacia la figura, notando su incertidumbre.
"¿Tienes algo en mente?" —su voz era suave, pero había una firmeza en ella que invitaba a la confianza.
La figura vaciló un momento, pero finalmente habló.
"¿Estás... perdido?" —preguntó, un tanto inseguro.
Éter soltó una ligera sonrisa, casi imperceptible. "No. Sólo sigo un camino que aún no termina."
El silencio se instaló entre ellos. Éter miró nuevamente al frente, como si las palabras ya no fueran necesarias.
"Vas a tener que tomar muchas decisiones, si sigues este camino. Pero recuerda... no siempre es el destino lo que te hace llegar al final. Es lo que aprendas de cada paso."
"¿Y tú, qué aprendes?" —preguntó la figura, intrigada.
Éter bajó la vista por un momento, como si evaluara sus pensamientos. "Aprendo que lo único seguro es que nunca lo sabré todo. Pero eso no me detiene."
Hubo una pausa, y luego levantó la mirada nuevamente, como si algo lo impulsara a seguir adelante.
"Los que buscan respuestas, suelen dejarse guiar por el viento. Y es lo que yo haré. Por ahora... no hay vuelta atrás."
Con esas palabras, comenzó a caminar de nuevo, sin mirar atrás, como si ya supiera que la conversación había llegado a su fin.