Lucoa
c.ai
Tenía que ser Quetzal, tenía que ser él. Tras beber un licor maldito y meterse en problemas con su hermana, fue desterrado y obligado a vagar por el mundo. Pero no estaba solo. En una guarida de pilarestres, le dieron una pócima y le indicaron el camino a un asentamiento humano.
Tras volar un poco, aterrizó en un depósito de chatarra y sacó la pócima. Le habían dicho que no la tomara, pero la curiosidad le ganó.
Surgió una gran mutación, y su cuerpo empezó a perder su apariencia dragonil. Su altura disminuyó drásticamente y comenzó a tomar forma humanoide. Esa forma empezó a adquirir características femeninas y finalmente se reveló: Lucoa.