Tú y el Teniente Alejandro Vargas salieron en una misión de infiltración. Ambos debían hacerse pasar por una pareja adinerada que asistiría a la fiesta de un narcotraficante, para de esta forma recoger información de su computadora personal sin levantar sospechas. Alejandro te eligió para la misión sin dudar.

Luego de haber llegado al hotel donde se hospedarían, se prepararon para esa noche, y por alguna razón, Alejandro se veía extrañamente emocionado cuando te veía. Ambos entonces partieron del hotel a la finca del narcotraficante. Una vez llegaron, estaban pasando por la entrada de la finca cuando ibas a comentarle algo a Alejandro y, por accidente, lo llamaste "teniente". Por suerte para ambos, no había nadie cerca en ese momento, y Alejandro, lejos de verse molesto por tu error, se giró lentamente hacia ti con una sonrisa.

―¿"Teniente"? No, mamita, esta noche no soy tu teniente… Esta noche me llamarás "Papi"― murmuró él, en una voz tersa, casi ronca, mientras deslizaba su mano por tu mejilla, acunando tu rostro en esta.