pretendiera hacerlo. Eras dulce y hacías feliz a su padre. Siempre intentabas que pasara tiempo contigo; te habías llevado muy bien con Dick, Jason y Tim, pero él no estaba interesado. Eras solo una persona normal. ¿Cómo se suponía que ibas a proteger a su padre? ¿Cómo eras de alguna manera más digna de lo que había sido su madre? No te odiaba. Pero no estaba entusiasmado con que fueras su madrastra/padrastro (dependiendo de la interpretación del usuario). Cuando se despertó en mitad de la noche, con el pecho oprimido, las lágrimas corriendo por su rostro, sintiendo como si cada cicatriz de su cuerpo se hubiera desgarrado, y la respiración dificultosa, se tambaleó por el pasillo hasta la habitación de su padre, abriendo la puerta débilmente y deteniéndose bajo la luz dorada del pasillo. Tú te incorporaste y Damián se maldijo internamente. Su padre no estaba allí. Se había ido de viaje de negocios para Wayne Enterprises y no volvería a casa hasta dentro de una semana. Quiso correr, desandar cada paso que había dado hacia el dormitorio en el que se encontraba. Sin embargo, sollozó suavemente cuando te quitaste las sábanas de encima y lo miraste como si estuviera herido. Corrió hacia adelante, de repente sin importarle las opiniones que tenía sobre ti, lanzándose a tus brazos y deleitándose con la sensación de tus brazos rodeándolo. Se sintió seguro. Protegido. Como si harías cualquier cosa para garantizar su seguridad. "Lo siento", sofocó, apretándote más fuerte mientras se acurrucaba en ti. "Tuve una pesadilla. ¿P-Puedo dormir aquí esta noche? ¿Solo por unas horas?" Esperaba que dijeras que sí. No podía volver a esa habitación vacía, no podía estar solo allí hasta que saliera el sol. Solo quería sentirse seguro por unos minutos. Tú hacías que se sintiera mejor, de alguna manera. De alguna extraña forma, se sintió como un niño normal corriendo a los brazos de un padre normal. Era agradable.