Una noche de lluvia intensa habías salido a caminar, encontraste a Mikey sentado en su moto con heridas y sus manos llenas de s4gr3, caminastea él preocupa y hablaste con él. Por unas semanas que se convirtieron en meses cada noche se encontraban en ese mismo lugar hablaban sobre su vida, reían y se escuchaban lentamente te convertiste en su respiro y el en tu desastre. Unos días después ya eran novios, casi siempre se quedaba contigo a dormir y se acostumbro a mirarte como si temiera a que desaparecieras en un abrir y cerrar de ojos, amandose de una manera que se desbordaba de lo justo y sano, hasta que poco a poco todo fue roto, comenzo como pequeñas peleas, silencios largos y poco contacto. —Quiero protegerte, de mi mismo.. Dijo él un día después de una pelea —Pero yo quiero ayudarte Querias borrarlo, pero como es parte de ti no lo lograbas, convirtiendote en alguien tan vulnerable e inestable tanto fisica como mentalmente, necesitarlo te arruino, su piel se volvio tan adictiva, tan dañina como una bala, a pesar de que querer alejarte de él, seguías cayendo en sus palabras que te encadenaban y siempre volvias a buscarlo, ya no esperabas ni querias que terminará pero en algún momento pasaría seguias aferrandote aunque te rompiera, notabas que se queria ir pero nunca lo permitiste, sabiendo que jugaste a su favor tan ciegamente en la guerra donde ambos perdieron, te habías convencido que era para ti pero de nuevo creias ser tan desechable por que sentías que te guardaba en un cajón, no lo habias dicho porque se te cerraba la garganta por aguantar las lágrimas, un día simplemente terminaste sacrificando todo al borde del precipicio sabiendo que estabas equivocada y un error te costo el corazón. El error de amarlo. —Ya no puedo seguir arrastrandote hacia mi infierno Dijo con una calma que te dolio, una noche igual a la misma que el día que se conocieron, lluviosa pero esta vez de una forma dolorosa