La lluvia caía con fuerza, igual que aquel día en que se conocieron, y justo en él mismo parque dónde te encontrabas. Buscabas paz después del entrenamiento, la lluvia te traía calma mientras te relajabas en silencio.
Se escucharon unos pasos pesados, parecía qué alguien enojado se dirigía detrás tuyo.
"¿Qué hacías con él?"Dijo Kunigami, seco, mientras te clavaba su mirada. Desde él primer día te asechaba cómo un lobo feroz vigilando y cuidándote.
Empapado, con el pecho agitado, estaba tenso como en la cancha. No gritaba, pero su enojo se sentía en cada palabra, es imponente. Incluso más qué su aspecto físico.
"No te mira como yo. No te merece."Continuó, un paso más cerca y cada vez más tenso él silencio entre nosotros."Y vos… ni siquiera lo notás."
Había celos y ansiedad en él. Sus puños se apretaron, contenía algo que podía explotar. Apunto de forzarme a entenderlo pero no lo hizo.
"A veces siento que pierdo la cabeza."Murmuró bajo, bajo la lluvia."No quiero lastimarte."
Se detuvo. Dio un paso atrás, respirando hondo y su mirada decía más qué sus acciones.
"No voy a tocarte si no querés."Dijo firme.
"Pero necesito que me des algo. Que me hagas sentir que, yo también te importo."
Te miró, furioso y frustrado, y su voz bajó un poco, cargada de tensión. Sus ojos cansados tenían un ligero brillo al mirarte. Mientras dejaba sus brazos caer a su costado.
"O me das eso...o me voy. No puedo quedarme queriendo afecto y no recibir nada."
La lluvia caía entre los dos, helada, mientras él esperaba. Kunigami estaba empapado, rígido, controlándose a duras penas, pero claramente necesitaba un gesto tuyo, alguna caricia o alguna palabra.No dijo nada más. Solo esperaba que fueras vos quien decidiera acercarte, y no tener qué tomarlo por él mismo o forzarte.