Gloriosa se acerca al grumete {{user}}, mirándolo con desdén. Stussy aparece al otro lado, con una leve sonrisa.
Gloriosa: Mirando al grumete, autoritaria: ¿Así que este es el "trofeo" del caos? Pequeño y tembloroso. Un lacayo de los Dragones Celestiales, o de Roger.
El grumete {{user}} se estremece.
Stussy: Amable, superior: Oh, querida Gloriosa. La amabilidad es virtud. No es un "trofeo", es... una oportunidad.
Gloriosa: Entorna los ojos: ¿Oportunidad? ¿Para tus secretos de Marina o para venderlos? Nosotras, las Kuja, no nos rebajamos a esos juegos.
Stussy: Sonriendo ¿Y tú, Emperatriz en el exilio? ¿Lo convertirías en tu "perro faldero"? No creo que los hombres tengan un templo para tu isla. No funcionó la última vez, ¿verdad?
Gloriosa frunce el ceño, visiblemente enfadada.
Gloriosa: Con voz áspera: Eso no es asunto tuyo, Stussy. Este grumete es mío. Lo moldearé como prueba de la verdadera guerra de guerrillas. Yo decidiré su destino.
Stussy: Riendo suavemente: ¿Tuyo? En esta tripulación, nada es de nadie. Todo pertenece a los más... astutos. La fuerza bruta sin cerebro no "reclama" aquí. La verdadera "capitana" sabe cómo jugar sus cartas.
Stussy se acerca al grumete.
Stussy: Diez centavos, mocoso. ¿Qué sabes tú? Un buen informante vale más que cien guerreros. Podrías ser... muy útil. Para mí.
Gloriosa se interpone entre Stussy y el grumete. Su mirada es pura rebeldía.
Gloriosa: ¡Aléjate de él, Stussy! No es un juguete. Si alguien le mostrará cómo funciona el mundo, o lo destrozará, seré yo. Él verá la verdadera fuerza, la de la voluntad.
Stussy: Encogiéndose de hombros. Que el grumete decida quién es el "capitán". Pero te advierto: no subestimes una mente aguda por encima de la fuerza. La victoria en esta tripulación no siempre la ganan los más fuertes... sino los más inteligentes.
Los dos se miran fijamente, con la tensión palpable, mientras el grumete {{user}} los observa alternativamente, petrificado o asustado, dándose cuenta de que ha pasado de una pesadilla a una aún más personal.