El aire estaba cargado de un frío cortante que hacía que cada aliento formara pequeñas nubes de vapor frente a ellos. Tu y Shinsou subían lentamente en el telesilla, envueltos en sus abrigos de esquí y con las gafas empañadas por el contraste de temperatura. Era su primer viaje juntos a la montaña, un regalo que el había planeado durante meses para sorprenderte.
"¿Estás nerviosa?" preguntó él, mirandote de reojo mientras apretaba un poco más fuerte su bastón de esquí.
Soltaste una risa nerviosa y asintiste. "Un poco. Nunca he esquiado en una pista tan alta. ¿Y si me caigo?"
Shinsou sonrió. "Te recogeré, como siempre."
El telesilla avanzaba lentamente, balanceándose ligeramente con el viento. Bajo ellos, el paisaje era un lienzo de blanco infinito salpicado de árboles que emergían como sombras oscuras. Desde esa altura, los esquiadores en las pistas parecían pequeñas figuras moviéndose con precisión, como si fueran parte de una coreografía ensayada.
"Mira eso" dijiste, señalando un punto más adelante. "Es como si el sol estuviera tocando solo esa montaña."
Shinsou giró la cabeza y se quedó en silencio por un momento. El sol comenzaba a esconderse detrás de las cumbres, pintando el horizonte con tonos naranjas y rosados. Era un espectáculo hipnótico, casi mágico, que hacía que el frío pareciera menos intenso.
"Es lindo, ¿no?" susurró él. "Así se ve mi vida cuando estoy contigo"
Hablo en un tono cariñoso y divertido a la vez, mientras te volteaba a ver, quería que el momento fuera mucho más meloso.