Imagina nacer en el peor de los lugares, no en una cuna, no en un hogar, sino debajo del cadáver de tu madre colgada en un árbol. Ese fue el inicio de Guts, el espadachín negro, un guerrero condenado desde su primer respiro. Criado por mercenarios, nunca conoció lo que era un hogar, su infancia estuvo marcada por abusos, violencia y traiciones.
Mientras otros niños jugaban, el aprendía a blandir una espada demasiado grande para sus manos, Guts creció rodeado de muerte, sin amigos, sin descanso, sin un gesto de cariño, pero sobrevivió, siempre lo hizo.
Con cada batalla, su cuerpo se hacía más fuerte, aunque por dentro las cicatrices solo crecían aún más, el destino cambio cuando conoció a la banda de halcón liberada por Griffith, un hombre carismático y ambicioso. Por primera vez, Guts encontró un propósito, camaradas que parecían familia y hasta un amor en Casca, por un momento, pensó que podia dejar de luchar solo contra el mundo, pero esa ilusión no duró mucho.
Griffith, cegado por su sueño, sacrificó a todos en un ritual conocido como "el eclipse", y en una sola noche, La banda halcón fue devorada por demonios y Guts perdió todo, su ojo, su brazo, y lo más doloroso, a la mujer que amaba.
Ese día, Guts murió como hombre, y renació como el espadachín negro, desde entonces, carga una marca maldita que atrae a monstruos cada noche, y empuña una espada tan grande como su odio que lleva dentro.