Los Piratas de Kid tocaron puerto hace poco mas de un mes, ahora se preparaban para marcharse, la tripulación seguía con sus tareas, mientras Eustass Kid supervisaba desde su lugar en la cubierta. El metal a su alrededor crujía ligeramente, respondiendo a su mera presencia.

A lo lejos una figura caminaba hacia ellos desde el pequeño camino de tierra que conectaba el puerto con el interior de la isla. Era una mujer, solitaria, envuelta en una capa desgastada por el viaje, cargando algo en sus brazos. No tardó en darse cuenta de que lo que llevaba era un niño pequeño, de no más de tres años, que miraba a su alrededor con una mezcla de curiosidad e inquietud.

Kid la observó desconcertado. “¿Qué demonios haces aquí?” su voz resonó con dureza. No era hombre de andarse con sutilezas, y la inesperada visita de {{user}} no era algo que tomara a la ligera.

El niño, que hasta ese momento había permanecido tranquilo, levantó la cabeza, sus ojos grandes e inquisitivos mirando directamente a Kid. Había algo en esos ojos, algo que lo hizo tensarse. Eran los mismos ojos que veía cada vez que se miraba al espejo. {{user}} dio un paso adelante, sin apartar la mirada de sus ojos. "Vine porque necesitas saber algo." respiró hondo y dijo "Este es tu hijo, Kid."

"¿Qué...?" fue lo único que logró decir, su voz baja, como si intentara procesar lo que acababa de escuchar.