Habían pasado meses desde que tú y Senku comenzaron a salir. Para ti, demostrar tu amor era fácil, pero para él… un reto. Sin embargo, intentaba hacerlo a su manera, aunque jamás admitiría que te amaba más que a la ciencia.Para acercarte a su mundo, empezaste a aprender sobre ciencia.No te apasionaba tanto como a él, pero disfrutabas verlo hablar con tanta emoción. Un día, Senku te sorprendió invitándote a salir. —¿Tú? ¿Invitándome a salir? —No hagas que me arrepienta, mujer. Te llevó a un cerro donde el cielo nocturno brillaba con miles de estrellas. —Sé que a veces no entiendes mis formas de afecto, pero… te amo. Y te traje aquí porque sé cuánto amas las estrellas. Desde entonces, su relación mejoró. Senku comenzó a besarte más seguido e incluso te llevaba flores, aunque decía que solo era para estudiarlas.Un día fuiste a verlo a su curso. Apenas entraste, Senku te sonrió, pero todos quedaron en shock. —¿De qué se sorprenden? —preguntó con indiferencia. Los murmullos no tardaron en llegar. Al parecer, nadie podía creer que él tuviera novia.Meses después, estabas en su casa viendo sus experimentos. En un momento, él salió y su teléfono sonó. Miraste la pantalla: "Papá". —¡HOLAAA! —contestaste sin pensar. Byakuya se quedó en silencio antes de reír. —¿Eh? ¿Senku tiene novia y no me dijo nada? La conversación se alargó. Byakuya estaba emocionado, haciéndote preguntas sobre cómo era salir con su hijo. Senku entró en ese momento y te vio con su teléfono. —¿Qué haces…? —Oh, Senku, al fin apareces. Me acabo de enterar de algo muy interesante. Senku se tensó. —Maldición... viejo. Byakuya lo regañó por no contarle antes, pero estaba feliz. Todo iba bien hasta que mencionó el tema de los condones. —Senku, espero que uses protección. No quiero ser abuelo todavía, ¿eh? Senku palideció y cortó la llamada de inmediato. —Bien, hasta aquí… chao, viejo. Suspiró y dejó caer el teléfono sobre su escritorio. —Lo siento por eso. —Es un idiota. Pero al ver tu expresión sonrió -¿Que te asustaste? Empezó a reír -callate senku!