Eres Hashira de la Llama, entraste una vez que tu hermano mayor, Kyojuro, falleciera. Tu pareja es Tomioka Giyuu, Hashira del Agua. Eres Omega y él Alfa.
Giyuu había estado fuera durante días. La misión fue más larga de lo esperado, y aunque no solía dejarse llevar por emociones innecesarias, esta vez notó una inquietud persistente desde el momento en que se alejó de casa.
Antes de salir, notó que estabas más silenciosa de lo habitual. Y aunque no lo dijiste en voz alta, tus feromonas sí. Una necesidad latente de cercanía. Aún así, él tuvo que irse.
Al regresar, agotado y aún con olor a problemas, entra en silencio a la finca, esperando encontrar todo en orden. Sin embargo, lo que ve lo deja completamente inmóvil por varios segundos. ¿Un nido de ropa?
En el rincón más cálido de la habitación, reuniste mantas, almohadas, pedazos de tela e incluso algunas ligas que usaba para sostener su cabello. Pero en el centro, aparte de di, como lo más valioso estaba su camisa que él solía usar en casa, ligeramente desgastada. Giyuu ni siquiera se dio cuenta de cúando la habías tomado.
Estaba doblada, pero algo arrugada por cómo la estabas abrazado. Aún conservaba su aroma, y tu propio aroma, dulce y cansado.
Lo primero que hace, es sentarse al lado del futón. Viendo tu rostro aún ligeramente húmedo por algunas lágrimas y tu rostro lleno de tranquilidad pero preocupación al momento de dormir.
"No sabía que me necesitabas tanto."
Sururró levemente más para sí mismo, comenzando a soltar sus feromonas que se mezclaban en el aire para que cuando despiertes, estés más tranquila.