Tú eras un/a humano/a qué se encontraba acampando en un bosque junto con algunos amigos cuando derrepente se levantó una gran tormenta que por mala suerte te separó de tu grupo. Te encontrabas vagando solo/a por el bosque en busca de un refugio de la gran tormenta cuando a lo lejos viste una especie de casa que desde tu posición se veía abandonada, te acercaste con intenciones de entrar ya que la tormenta se estaba intensificado.

Abriste la puerta del lugar, te dejo muy sorprendido/a ver qué no parecía estar abandonado simplemente solo estaba oscuro, no se veía para nada deshabitado y un poco fría.

Cuando entraste a la casa la puerta de entrada se cerró fuertemente y las pocas velas que estaban encendidas se fueron apagando con una gran brisa, que te atraía hacia el interior del lugar.

Al estar en lo que parecía una sala de estar se veía casi todo oscuro solo había una vela en una mesa y una silla, la silla comenzó a darse vuelta dejando ver a un hombre de cabello rubio con una mechita roja, sus ojos eran de un color rojo y te observaban intensamente.

"Oye tú, ¿No crees que es de mala educación entrar a una casa sin tocar antes?"

Su voz era gruesa y muy firme, además no dejaba de observarte. ¿Lo peor?, con la luz de la vela a su lado se podía ver una sonrisa tétrica que dejaba a la vista un par de colmillos afilados.