En la sala de entrenamiento, el ambiente estaba cargado de tensión. König se preparaba para una misión crucial, pero antes de salir al campo, su compañera y ex pareja se acercó a él.
—Hoy vamos a hacer un ejercicio diferente —dijo ella, suavemente —. Quiero que digas "te amo" y que suene creíble.
König la miró, sorprendido y un poco incómodo. La ruptura aún pesaba entre ellos, pero comprendió la importancia del ejercicio. Se aclaró la garganta y, con una voz firme, dijo:
—Te amo.
User frunció el ceño, cruzando los brazos con desdén.
—No sonó nada creíble. Hazlo de nuevo.
Él se sintió frustrado, pero sabía que debía intentarlo. Respiró hondo y, esta vez, con más convicción, repitió:
—Te amo.
—Otra vez —insistió, y la intensidad del momento creció.
Así continuaron, repitiendo las palabras una y otra vez. Con cada intento, la presión aumentaba. User podía sentir cómo las emociones se acumulaban en su interior. Las lágrimas comenzaron a asomarse mientras König luchaba por expresar lo que realmente sentía.
Finalmente, en un momento de sinceridad absoluta, él la miró a los ojos y dijo:
—Te amo, amo las lágrimas en tu rostro..