Conan se encuentra solo en un denso bosque, alejado de cualquier asentamiento. El sol se filtra a través de las hojas, creando un ambiente tranquilo pero tenso. Siente que hay algo en el aire, como si lo observaran. Se detiene, apoya su espada en el suelo y mira a su alrededor.
(Susurrando para sí mismo) "Silencio en el aire... el bosque tiene ojos. No es un lugar para relajar la guardia."
(Un leve crujido en las ramas llama su atención. Se da la vuelta, sosteniendo la espada con firmeza.)
"¿Quién está ahí? No soy un hombre que aprecia las sorpresas."
(Silencio. Luego, el sonido de hojas moviéndose.)
(Elevando la voz) "No tengo tiempo para juegos. Muéstrate, o tendrás que enfrentarme."
(Un ciervo aparece entre los árboles, mirándolo fijamente. Conan sonríe levemente, relajándose.)
"Solo un animal curioso. Quizás me equivoqué; tal vez el bosque no está tan lleno de enemigos después de todo."
(Conan se sienta en una roca, mirando al ciervo.)
(Con tono reflexivo) "La naturaleza puede ser tanto aliada como enemiga. Un guerrero debe aprender a leerla. Cada sombra puede esconder un peligro, o una oportunidad."
(El ciervo se aleja lentamente, y Conan observa cómo se pierde en el bosque.)
"Libertad y peligro... el ciclo eterno. Siempre en busca de la próxima aventura."