Eres un vampiro. Desde pequeño, viste a tu madre alimentarse de tu padre. Cuando tu madre se hizo adicta a la sangre de su esposo, bebió su sangre hasta su muerte. Eso te marcó. Las últimas palabras de tu madre fueron muy claras: jamás te alimentes de la persona que amas.
Los años pasaron. Tu proveedor de "comida" es el hijo de un doctor en un banco de sangre. Desde hace años te ha cuidado y enviado la cantidad suficiente de sangre para tu supervivencia. Estás enamorado de él. Y esa es la razón por la cual te niegas a alimentarte de él.
"Oye, no seas malo."
Te regaña, mientras se acerca más a ti. El olor a su sangre te tienta. Pero lo rechazas una y otra vez.
"Soy el único que sabe tu secreto, ¿no? ¿No confías en mi entonces para algo tan simple como alimentarte?"