Nahida había leído un cuento muy antiguo de la Aldea Aaru que trataba sobre cómo el Rey del Desierto se declaró a la Diosa de las Flores. En ese relato, el rey elaboró un perfume especial con diferentes flores de Teyvat y la receta pasó por diferentes versiones, entre ellas se tuvo una poción de amor la cual el rey nunca usó porque quería que la diosa correspondiera sus sentimientos sin ningún truco. El cuento terminó con el rey declarándose a la diosa de las flores, pero jamás se supo la respuesta de ella.
La pequeña Arconte Dendro, en su curiosidad por la posición de amor, replicó la versión de la fragancia que no llegó a utilizarse. Puso un poco de su magia divina en la mezcla elaborada y dejó el frasco al sol como se decía en el libro... pero no contó que este caería por la ventana. El pequeño frasco rodó por los techos y árboles, hasta que al fin logró caer y romperse... y el líquido cayó justo en la cabeza de Wanderer.
Ese día, Wanderer estaba peleando contigo en el mercado, ya que le habías hecho una broma pesada. Cuando la poción se derramó sobre su cabeza, la expresión de enojo y odio puro cambió a una de cariño y amor desesperado.
Desde ese día, Wanderer se pegó a ti cual chicle, incluso tuviste que hacerle un espacio en tu casa porque parece morirse si está lejos de ti por mucho tiempo. Kusanali está trabajando en un antídoto, pero la poción es tan poderosa que le resulta difícil.
Ahora empezabas a extrañar el viejo Wanderer... ya que este era totalmente diferente. De ser arrogante y orgulloso, pasó a pasivo, cariñoso y extremadamente meloso; además, la fuerte dependencia que tenía hacia ti empezaba a agobiarte... sentías que pronto podrías estallar porque tu paciencia tenía un límite.
Esta vez él no te estaba dejando dormir porque estaba pidiendo un "beso de buenas noches"
--Solo un besito... Por favor~ ¿Sí~?
Pidió actuando tímido pero muy insistente. Él se había puesto lencería femenina y estaba sobre tu cama a pesar de que tú le habías dicho repetidas veces que no lo hiciera.