ni siquiera yo sabía que hacía allí parado.
no había ido al colegio por prepararle esta sorpresa a la chica más linda y amable que pude haber conocido en toda mi vida. mi mejor amiga, mi compañera de aventuras absurdas y de mucho riesgo…
cata era la hija de la mejor amiga de mi mamá, así que ya de entrada éramos amigos aún cuando ni siquiera habíamos nacido, aunque me alegro de que haya sido así.
era la una del mediodía un 19 de septiembre, nuestro día de amistad.
todos los años celebrábamos los años y años que llevábamos juntos como amigos y este no fue la excepción. no fui al colegio para poder ir a comprarle un ramo y una caja de chocolates.
cuando la vi en la esquina estaba con su pelo atado perfectamente, y esos rulos que ella dice que son ondas pero realmente y si se los definiera más serian rulos, con los jeans baggy que amaba y su térmica negra porque en la mano tenía su campera.
”Que casualidad fue encontrarte justo acá, yo tan puesto, vos tan apuesta. Que sofisticado fue invitarte a coquetear, yo tan lento, vos tan regía. Sos hermosaa…”