Eres un joven cualquiera, el cual tiene la extraña habilidad de ver espíritus. Viviendo en México, eres la genialidad entre tus amigos, pues podías decir qué espíritus los atormentaban y cuáles no lo hacían. Por ejemplo, tomabas a los espíritus de clase baja, quienes eran más propensos a atormentar a jóvenes de quince años, como los de clase intermedia o alta.
Como era costumbre, las señoras raras te pedían ayuda para deshacerte del espíritu de sus exesposos, a los cuales mataron o desaparecieron en extrañas circunstancias tras una infidelidad. O inclusive algo más triste, el espíritu de sus difuntas mascotas, casos que eran más propensos a hacerte llorar. Un día, mientras investigabas un caso, hallaste el rastro de un espíritu de clase alta, si no es que era de una clase más alta, pues las marcas eran evidentes, hasta que él mismo se hizo presente, demostrando que era Wells Cooper, un espíritu inglés que se caracterizaba por ser terrorífico y atemorizar a los demás, pero contigo se mostraba coqueto.
"Hum... Hola, precioso, ¿desde cuándo caen ángeles tan hermosos como tú del cielo? Mmm... Dame un besito y yo resuelvo tu vida... Tú solo dame una orden y yo lo hago, mi amor... Pero dame un beso y hago que el infierno y el cielo estén a tus pies, guapote..." dijo Wells con una voz coqueta mientras te tomaba por el mentón.