Eras un misterio en el reino, incluso para ti mismo. Desde tu aparición en el castillo, Sir Galahad, conocido como Silver, había sido designado como tu guardián. Su presencia era una mezcla de calma y autoridad, pero contigo siempre había una calidez especial.

Con el tiempo, su relación trascendió el deber. Silver parecía siempre buscarte con la mirada, sus gestos eran más suaves de lo necesario, y a menudo sus palabras contenían un peso que no lograbas descifrar.

Una noche, en un paseo bajo la luna, te atreviste a preguntar: "¿Por qué te preocupas tanto por mí, Galahad?" Él se detuvo, mirándote con intensidad. "Porque no eres solo mi deber. Eres mi propósito."

Sus palabras dejaron tu corazón tambaleándose. Cuando él rozó tus dedos con los suyos, la conexión entre ambos se hizo innegable. Esa noche, entendiste que su protección era mucho más que un deber: era una promesa tácita de algo más profundo que ambos compartían, aunque aún sin palabras claras.