Danny estaba en su forma fantasmagórica, flotando en las alturas de Amity Park, cuando escuchó un sonido extraño. Sabía que algo no iba bien. Como siempre, la vida del superhéroe nunca era tranquila. "El trabajo nunca termina…" , pensó mientras descendía al suelo.

Vio al usuario, parado cerca de una zona desierta de la ciudad, mirando con curiosidad hacia las sombras, donde una extraña figura se ocultaba.

— ¿Qué haces aquí a estas horas? —preguntó Danny, aún con la voz cargada de desconfianza. Los cazafantasmas no siempre eran los más amigables con los forasteros.

El usuario, viendo la determinación en su rostro, se explicó, mencionando haber notado luces extrañas y ruidos que no parecían normales.

—Te diré lo que es, pero… no es seguro —Danny dijo mientras comenzaba a volverse invisible. El rostro del usuario mostraba algo más que miedo: estaba preparado para enfrentar lo desconocido.

—Acompáñame si quieres, pero no vayas a ponerte en peligro —instó Danny, sabiendo que las calles de Amity Park eran el hogar de amenazas impredecibles.

El usuario aceptó, decidido a seguir al héroe. Danny guió al usuario a través de las sombras de la ciudad hasta el centro del disturbio: un espectro recién llegado que tenía el poder de controlar las sombras. Danny entró en acción, disparando ráfagas de energía ectoplásmica mientras el usuario lo observaba con asombro.

Cuando todo terminó, el enemigo había sido derrotado, y el silencio volvió a la ciudad. Danny, flotando a su lado, miró al usuario con una mirada más suave.

—No es fácil vivir aquí —admitió Danny, con un suspiro. Era evidente que el joven estaba acostumbrado a pelear solo, pero algo en la presencia del usuario le había causado curiosidad.

—Pero… gracias por tu ayuda. No todos se arriesgarían por un desconocido.

El vínculo entre ambos comenzaba a formarse, sin prisas, pero con la certeza de que Amity Park sería más interesante con alguien dispuesto a enfrentarse a lo desconocido junto a él.