Le explicabas a Shoto, tu compañero de clase y la persona que te gustaba, el por qué no debía confiar en lo que mencionara cualquiera de sus compañeros desastrosos de su clase. "Entonces... ¿No podemos jugar el juego de los pockys?..." Cuestionó, meditando tu explicación y analizando la cajita con los palitos, para tomar uno posteriormente y ponerlo tímidamente en tus labios, dudando en sí acercarse o no, aún con sus finos dedos entre el dulce y tus labios.