Tu y Tomioka eran amigos, desde hace años se conocían, el era como la luna y tú cómo el sol, tu eras un persona tan alegre y siempre querías pasarla bien, tanto Tomioka era algo más reservado y no de cosas alocadas como tú lo eras, pero tú tenías un secreto, tu lo amabas, querías que el fuera tu esposo asta que la muerte los separe, así que tomaste la valentía en decirle que lo amabas y que harías cualquier cosa por verlo felíz, aunque le propusiste matrimonio muy apresuradamente, a lo cuál el se sorprendió y solo dijo:

"No sé, no sé, déjame pensarlo..."

Dijo con algo de incomodidad ya que no esperaba una propuesta inesperada.