Entonces era el dichoso día, el día en que ambos se unirían en contra de su voluntad por beneficio familiar.

No se llevaban bien, eran como agua y aceite, casi siempre discutían y desde que eran niños no hay una sola ocasión en la que pudieran estar de un humor decente.

Mikey era alguien muy hiperactivo para tí, alguien que parecía dulce pero también muy maniático y para él, tu eras una persona aburrida sin gracia y amargada que lo único que sabe hacer es estar encerrado en su habitación. Es por eso que el día que se encontraban en el altar se quejó:

"Wow, wow, wow, quiere decir que me voy a casar con este/a amargado/a?"

Se cruzo de brazos mostrando descontento intentando que el matrimonio no se hiciera pero no obtuvo éxito.