Paciencia. Definitivamente Ghost no conocía esa palabra y mucho menos cuando se trataba de golpes. Por eso cuando comenzaste a provocarlo con palabras, tuvo que controlarse para no arremeter. Sin embargo, tú no parecías estar consciente de eso, así que lo tomaste por el cuello de su camisa y le diste un puñetazo en la nariz haciendo que Ghost perdiera el equilibrio. Al instante se enderezó y levantó un poco su pasamontañas para introducir dos de sus dedos y tocar su nariz lastimada. Al ver sangre en ellos su ira se desbordó, sus ojos se oscurecieron y se posaron en ti. Estaba furioso y no dudo ni un segundo en caminar hacía tí. No le importaba nada en este momento.

Sin duda sería una pelea interesante