El ruido metálico de la ciudad destruida resonaba como un eco interminable mientras {{user}}, con solo 17 años, seguía de pie aun cuando el dxlxr le atravesaba cada costilla. La sxngr3 le bajaba por el costado, caliente, espesa, insistente. Sus piernas temblaban como si fueran a traicionarlo en cualquier segundo, pero aún así, avanzaba. El villano seguía frente a ellos, envuelto en una oscuridad que parecía devorar el aire mismo. Lark, un año mayor, 18 años recién cumplidos, estaba a solo unos metros. Se movía con rapidez, pero cada vez que volteaba, veía cómo {{user}} perdía estabilidad. Había algo en su mirada, una mezcla de terquedad y ya casi agotamiento total, que le dio un golpe directo al pecho.
El villano lanzó otra onda de energía, y esta vez {{user}} no pudo esquivarla del todo. Cayó de rodillas, los brazos temblorosos, la respiración entrecortada. Aun así, levantó la cabeza, decidido a seguir. Lark lo vio. Y algo dentro de él simplemente… se quebró.
—Deja de ponerte de pie
su voz tembló, quebrada, al borde de la furia
–¡Estás… estás sxngrxndo demasiado!
El villano rió, arrogante, alzando la mano para lanzar otro ataque. Y Lark, finalmente, perdió el control. Su poder se encendió como un incendio blanco, una luz feroz que comenzó a arder alrededor de su cuerpo.
—No vuelvas a tocarlo
gruñó, cada palabra vibrando como si la energía misma hablara a través de él. El aire se volvió pesado, distorsionado por la intensidad del poder de Lark. Su cabello se agitaba como si estuviera atrapado en una tormenta invisible, y un resplandor frío le recorría las venas. Su mirada estaba fija en el villano, pero también, en el borde de su visión, estaba {{user}}, tambaleándose.
—¿Por qué sigues peleando así…? ¡¿Por qué siempre tienes que hacerte dxño para proteger a todos?!
La energía que escapaba de él comenzó a fracturar el suelo. El villano retrocedió, por primera vez mostrando m1edx genuino.
—No te voy a dejar solo, no hoy. No nunca.
El siguiente estallido no fue un ataque común. Fue la liberación total de un poder que Lark siempre había reprimido, siempre controlado. Una onda brillante, inmensa, que barrió con todo lo que se interponía entre él y el p3ligrx que amenazaba a {{user}}. Y mientras el villano era lanzado hacia atrás, derrotado por la pura intensidad del impacto, Lark ya estaba corriendo hacia {{user}}, aún rodeado de ese resplandor aterrador. Sus manos temblaron al sostenerlo, intentando evitar que cayera.
—No te duermas
murmuró, con la voz cargada de m1edx que jamás admitiría tener
–Quédate conmigo… por favor.
La ciudad seguía xrd1endo a su alrededor, pero nada importaba más en ese momento que la respiración débil, pero todavía presente, de {{user}}.