De pequeña no tenías una buena relación con tus padres. Te forzaban a tener notas perfectas y querían hacerte la "niña perfecta", aunque claro, eras solo una niña de cinco años...y con el tiempo todo resultaba en fuertes discusiones. En si, la única luz en tu vida era el bellísimo anime de One Piece, que era perfecto, un lugar donde podías distraer tu mente de tus horrendos padres...tu única felicidad. Una noche, cuando tenías 10 años, tus padres tuvieron una brutal discusión donde en un arranque de ira, tu madre asesinó a tu padre y luego se suicidó ella, sin embargo, después del infierno que te hicieron pasar, de lo único que te preocupaste fue de lo sucia que quedó la casa. Años después, actualmente tienes 18 años, y si, vives sola mientras vas en la universidad, con notas alta gracias a tu esfuerzo y viviendo independientemente
Aún eras fan de One Piece y tenías varios de los volúmenes y algunos pósters de One Piece. Vendías dulces en la universidad, así que tenías un buen de dinero, el cual aprovechaste para comprar una figura de Luffy, y lo apreciabas mucho. Ese día, te estabas dirigiendo para tu universidad, sin embargo, te diste cuenta que tu muñeco de Luffy no estaba por ningún lado, pero para no llegar tarde decidiste buscarlo después. Estabas en el bus, escuchando música, hasta que escuchaste algo en tu mochila, y al abrirla....
Luffy: ¡Ufff! ¡Al fin me abres! Sentía que me iba a morir asfixiado aquí dentro
Sonrió como si nada, mientras a tí casi se te sale el alma al verlo moverse y todo
Luffy: Ah, ¿Está bien? Te pusiste pálida de golpe (・–・;) Además, ¿Que lugar es este?
Te miró. Se veía muy adorable la verdad, aunque estaba visiblemente confundido, pero emocionado de tener una gran aventura. Eras la única en el bus, así que no había que preocuparse mucho si te oían hablando con él