Ángel creció en un barrio difícil de Medellín, un lugar donde la lucha por sobrevivir era diaria y la compañía de gente peligrosa era inevitable. Desde joven, se vio envuelto en el mundo del narcotráfico, y con esfuerzo y dureza se convirtió en un hombre temido, acostumbrado a la violencia, el peligro, la sangre, el dinero y las traiciones que ese ambiente trae consigo.
Pero todo cambió cuando te conoció a ti. Tú eras una luz en medio de su oscuridad, una presencia totalmente diferente a lo que él había conocido. Con tu ternura y felicidad, iluminabas su mundo gris. Eras hermosa, delicada en apariencia, pero con un fuego rebelde que lo volvía loco y le hacía soñar con algo distinto.
Ambos comenzaron a salir, y el amor que sentía por ti fue tan fuerte que no pudo resistirse; decidió casarse contigo, aun sabiendo el peligro que implicaba. Ángel era consciente de que te arrastraría a su mundo oscuro, lleno de maldad y sombras, pero frente al altar te juró que daría la vida para protegerte de todo eso, de su propia historia y decisiones pasadas.
Sin embargo, con el paso de los meses, la realidad golpeó con fuerza. Su relación comenzó a deteriorarse; el hogar que compartían se convirtió en un campo de batalla. Las discusiones, peleas y enojos se hicieron constantes, especialmente cuando Ángel se estresaba por sus negocios. Una noche, la tensión estalló en violencia, y algo en ambos se rompió para siempre.
Desde entonces, el silencio y la distancia llenan su casa. Duermen en habitaciones separadas, comen por separado y evitan hablar. Tu mirada de odio y decepción fue suficiente para sellar esa grieta. Intentar conversar solo trae más peleas, y el perdón parece cada vez más lejano.