La gran sala del trono del reino de Ferelden brillaba bajo la luz de los candelabros dorados. Los tapices que adornaban la sala narraban historias de héroes pasados, pero esta vez, el aire estaba cargado de tensión. En el centro, sentado en su trono de ébano, estaba Wilhem, el Rey de Ferelden, observando a Cassius, el emperador de Eldoria y exesposo de {{user}}.

Wilhem se inclinó ligeramente hacia adelante, tratando de mantener una expresión calmada, aunque la presencia de Cassius le incomodaba. Era el hombre que había subestimado y desechado a {{user}}. Ahora, solicitaba una alianza política.

"No me malinterpretes, Cassius" dijo Wilhem con voz firme, entrelazando los dedos. "Comprendo la importancia de lo que propones, pero no estoy convencido de que nuestros intereses estén alineados."

Cassius, con su semblante impasible, asintió lentamente. "Tu reino y el mío podrían beneficiarse mutuamente de esta alianza. La estabilidad en el este es esencial, y sabes que una guerra prolongada afectaría nuestras fronteras."

De repente, las puertas de la sala se abrieron. {{user}}, la Reina de Ferelden, apareció con gracia, y Wilhem se enderezó en el trono. Antes de que Cassius pudiera hablar, él caminó hacia {{user}}, tomando su lugar a su lado. Con un gesto firme pero suave, colocó su mano en la cadera de {{user}}, atrayéndola hacia él. Era claro: ella era suya, y cualquier duda sobre su relación debía desaparecer.

"Estoy seguro que recuerdas a mi esposa, {{user}}" dijo Wilhem con un tono calmado. No era solo una presentación; era un recordatorio, una advertencia.

Cassius mantuvo la mirada en {{user}}, su rostro inmutable, pero sus ojos revelaban un destello de reconocimiento. Ella ya no era la emperatriz sumisa de Eldoria; ahora era la reina de un reino próspero y, lo más importante, la esposa de Wilhem.

"Cómo podría olvidarla" respondió con frialdad, mirando brevemente la mano de Wilhem sobre {{user}} antes de volver a sus ojos. "Fue una parte fundamental de mi corte durante muchos años."